
Destacan sus Piscinas Romanas, los únicos restos arqueológicos de aquella época compuestas por dos piscinas bañadas por aguas termales de 31 grados de temperatura, la Kasba, construida en 1434 sobre antiguas fortificaciones bizantinas y que acoge el Palacio de Justicia, Dar el Bey, la antigua residencia del gobernador y la Gran Mezquita, reproducción modesta de la de Kairouán, de la que sólo está permitida la visita del coro aunque también son interesantes el minarete desde el que se disfruta una excelente vista, las columnas romanas de la Sala de Oración y el Minbar de madera tallada.
La primera ciudad fue fundada en el siglo II, Próspera durante el imperio, Capsa –así la llamaron- se convirtió en municipio y después en colonia. Rodeada por una muralla en tiempos de Salomón, hacia el 540 recibió el nombre de Justiniano. Sobre le año 688 fue tomada por el conquistador árabe Oqba Ibn Nafii, la ciudad tuvo dificultades para someterse a la nueva religión. El cristianismo estaba arraigado entre los beréberes sedentarios, tanto que en Gafsa se habló latín hasta el siglo XII.
Lo mejor de la zona es su espléndido oasis, con 100.000 palmeras y otros árboles frutales como naranjos, albaricoqueros, limoneros, por el que se puede disfrutar de un relajante paseo mientras se degustan los excelentes pistachos que aquí se cultivan y que le han dado fama en todo Túnez.
Gafsa, cercana a los turísticos oasis del sur de Túnez, acostumbra a ser un lugar de paso para los turistas. No obstante, es interesante dedicarle unas horas para contemplar cómo vive una ciudad “trabajadora” del sur.
Gafsa, el oasis más al norte de la región, cuenta con un casco antiguo por el que merodear un rato a través de sus laberínticas calles. En las piscinas romanas los chavales durante el verano se lanzan sin complejos y es un espectáculo curioso para inmortalizar con tu cámara.

Gafsa, no tiene para ser un lugar especial para quedarse una noche, pero habida cuenta que las distancias en Túnez son cortas, no cuesta nada salir del autocar o louage y darse un paseito por esta auténtica ciudad musulmana de trabajadores antes de subir al siguiente autocar.
Además, la estación de autocares tiene consigna para dejar la mochila, así que no hay excusa.
Desde el descubrimiento de sus primeros yacimientos de fosfatos en 1886, en las gargantas de Selva, por el geólogo Philippe Thomas, la explotación ha permitido a esta ciudad escapar de su destino rural.
En la actualidad, Gafsa es un crisol de artesanos de alfombras y tapices, que por sí sólo ya es un autentico justificante para detenerse.
2 comentarios:
Hola!!
oye esta bien padre, bueno me gusto esta parte ya que he buscado sobre esta ciudad y no habia encontrado algo tan lindo como lo describes en tu blog muchas gracias!!!
ME gusto mucho la nota. Además las fotos son impactantes. la cultura tunecina es impresionante y siempre soprende a quien la ve desde occidente.
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