Gabes


Gabes perteneció al antiguo Cartago. Después de la Segunda Guerra Púnica, los romanos tomaron el control de la ciudad, rebautizándola como Tacape. En el siglo VII es conquistada por los Musulmanes.
En 1881, los franceses ocupan Gabes, y posteriormente los alemanes durante la Segunda Guerra Mundia (1940) la anexionan.


En 1943, la ciudad vuelve al control francés, que comienzan a reconstruirla en 1945. Tras la independencia de Túnez, Gabes queda bajo la administración de este país.


Situada en el litoral del golfo del mismo nombre, Gabes destaca por ser el mayor oasis costero y la puerta de entrada al sur de Túnez.



Un paseo en calesa por el oasis, de seis kilómetros de largo y dos de ancho, entre las más de 300.000 palmeras, bananos, naranjos, albaricoqueros, limoneros, perales u olivares es toda una experiencia. Descubrir las aldeas escondidas en él también resulta fascinante, las más importantes son Chemini, Sidi Merouane, Nahal, Oulef el Haj y El Maita.



No resultan menos interesante sus aguas termales conocidas desde tiempos de los romanos y su curioso mercado en el que se pueden encontrar especias, forjas, frutos secos entre los que destacan unos dátiles de extraordinaria calidad, joyas, henna, goma, esteras y telas, entre otros artículos.En la ciudad destacan la Gran Mezquita, de 1952, el Centro Artesanal, el Barrio de Jara, con mucho ambiente y la Mezquita de Sidi Driss con columnas del siglo XI.



Sin embargo la construcción más importante está situada fuera de Gabes y, también la más antigua, es la Mezquita de Sidi Boulbaba con un precioso patio de columnas y baldosines decorados. En su Sala de Oración, recubierta con tapices, se halla la tumba del santo patrón de la ciudad. A su costado se encuentra el cementerio, con las peculiares tumbas de color blanco y una antigua medersa, convertida en Museo de Arte y Tradiciones Populares del sur del país. Como curiosidad se debe visitar el Zoo con animales tan peculiares como escorpiones, serpientes, cocodrilos y tortugas, entre otras especies.



Gabes es una de las más grandes ciudades industriales de Túnez. La mayoría de las industrias son químicas y petroquímicas. El gran desarrollo de este tipo de fábricas ha ocasionado serios problemas de contaminación, tanto en el aire como en las costas de Gabes. En los últimos años, el gobierno está trabajando en la implementación de programas y leyes con el fin de disminuir la cantidad de polución en la ciudad. Por otro lado, Gabes es famosa por sus playas en la costa mediterránea y sus oasis. Próxima a la ciudad está la isla de Jerba, y en el camino entre ésta y la ciudad se encuentran las mejores playas de la zona


Gabés en una ciudad de unos 120.000 habitantes, es el centro de esta región y cuenta con su propia universidad. Es una ciudad –nos dicen- que ha entrado en una cierta decadencia en cuanto a la bajada del turismo, que antes afluía en mayor número. A mí, en cambio, me parece un lugar encantador, donde el desierto se une con el Mediterráneo, en un paseo marítimo que se queda en el recuerdo, quizás porque no es un paseo marítimo al uso. Allí se mezcla la arena del desierto con la arena de la playa, una playa solitaria y encantadora, con unos compartimentos que parecen de juncos, quizás para fijar la arena.


Un lugar magnífico para quienes gusten pasar las vacaciones en parajes genuinos, en un centros de turismo distinto a los usuales y que a mi me parece lleno de un encanto romántico.Llegamos a Gabés y nos llevaron a dar un paseo por el paseo marítimo, seguido de un almuerzo que compartimos con los profesores y autoridades académicas que nos acogieron. Desde allí nos fuimos al salón de actos de la Universidad de Gabés, donde asistimos a la representación teatral de los alumnos de uno de los liceos, así como a la representación teatral de nuestros alumnos. Posteriormente, nos ofrecieron un paseo por la ciudad y por el oasis de Gabés en calesas. Visitamos a pié algunas de las explotaciones agrícolas, así como algunas construcciones del oasis. El paseo fue muy divertido e instructivo para todos nosotros.



Después de un corto descanso y la cena, asistimos a un magnífico espectáculo teatral presentado por un grupo de teatro de la Universidad. Un excelente trabajo actoral, con derroche de esfuerzo físico y expresivo. Impresionante fue la música del espectáculo, ejecutada en vivo, también, por un grupo de estudiantes de la Universidad de Gabés.Después del espectáculo tuvimos una pequeña fiesta en un hotel, en torno a unos exquisitos zumos de frutas y té con piñones.



Tuvimos la ocasión de poder conversar con los integrantes del grupo de teatro de la universidad, y pudimos comprobar que estos jóvenes universitarios reúnen en ellos la modernidad y también la tradición de su pueblo…. Sin duda creo que ellos –y otros como ellos- constituyen el futuro más esperanzador de este país.

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