Sousse

Sousse es uno de los centros turísticos más importantes del país. Eso se nota nada más llegar. Los centros turísticos –como los aeropuertos- son iguales en todos los sitios. Por tanto no hablaré de ellos, aunque estuvimos paseando por un puerto deportivo, en el que nos llamó la atención que los precios fueran más bajos, mucho más bajos, que en las zonas turísticas de España…..

Llama la atención que se pueda comprar una botella de agua por 20 o 30 céntimos de euro, por ejemplo, y que en España se tenga que pagar mucho más por lo mismo… Algunos preguntan y están descubriendo ya lo que es el “nivel de vida de un país”.

Hay que visitar la Medina de Sousse, (o Susa) cuya vista desde la torre del ribat no se la puede perder uno. Al fondo, más allá de las murallas, pueden verse el puerto y el mar Mediterráneo.

Dentro de las murallas está la medina de Sousse, de la que forman parte la mezquita y el ribat.


La medina de Sousse fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988.


Lo más característico que se puede decir de la Medina es que se le ve viva, habitada, con movimiento de sus habitantes, sin que los turistas los hayan desplazado. Sousse reúne el encanto de la sinuosidad de la ciudad musulmana en su Medina y el romanticismo decadente de la ciudad mediterránea.

A nosotros no nos llama la atención la blancura de sus casas, rota, a veces con el azul añil característico; pero a otros visitantes más alejados culturalmente de este pueblo si les llama la atención este colorido.

Nosotros teníamos puestos sus ojos en el zoco de la Medina, y más concretamente en las zapatillas, que ya habían imaginado muchas veces, iban a comprar aquí. Hacíamos los cálculos con lo que nos podían costar en España y lo que le salían aquí, y hacían las conversiones correspondientes de dirán a euros para saber hasta donde tenían que llega en el característico regateo hasta cerrar la compra.

Por la tarde asistimos al festival de teatro, en el que intervinieron sobre 120 jóvenes. En el festival nos dieron la bienvenida y tuvieron la deferencia de introducir un breve texto en español en una de las piezas representadas..

...Después de la cena, que nos amenizaron unos músicos genuinamente tunecinos, participamos en una fiesta, junto con jóvenes y profesores de teatro, que habían participado por la tarde en el festival de teatro.Escribo estas líneas, de nuevo, en el autobús que nos lleva primero a El Jem, donde estaremos media jornada con jóvenes de esta ciudad, Y más tarde, sobre las 14 horas, está previsto que lleguemos a la ciudad de Sfax.


Nos estamos adentrando en el interior del país y, hasta ahora el paisaje es muy parecido al de la campiña sevillana: olivos, algunas palmeras dispersas, junto a los caseríos que se atisban entre los olivos y que se ven habitados.

Se podría decir que vamos por cualquier carretera andaluza, si no fuera porque la carretera –detrás de Sousse quedó ya la autopista- está mas deteriorada; y porque la radio del autobús tiene música árabe puesta. Algunos van muy tranquilos, algunos duermen… ¡quien lo diría!... otros hablan de vez en cuando con la voz “demasiado alta”, y otros miran fijamente por los cristales de las ventanillas del autobús, tal vez tratando de superar la nostalgia que sienten, cuando piensan o les llaman sus padres, como le sucede a Jessica, después de haber hablado brevemente su madre con ella por teléfono.

Ayer tuvimos la primera contrariedad seria: se nos estropeó la cámara de fotos que traíamos del Instituto. ¡A ver como suplimos esta falta!.

A veces miles de ojos nos miran desde el malecón norteafricano de Sousse, palmerales, desiertos de arena, de montaña…lagos salados, oasis, dátiles y aceitunas.

Ulises en la Isla djerba, fortalezas en las bahías asediadas por el turismo, cafés orientales en Sidi Bou Said, patrimonio histórico, casas blancas, puertas y ventanales azules de Mediterráneo, ahuyentadores de mosquitos y malos espíritus, peces, lunas de sable, estrellas de cinco puntas, oraciones y ciudades santas…henna y bereberes, medinas y zocos concurridos de regateos, motocicletas, autos, bicis y claro los jabibis…chicha cachimba… aromas de jazmín y azahar, mercados de especias en el aire Tunecino, cuscús, shawarma, agua embotellada, Museo del Bardo, Cartago, Coliseo, ruinas y termas romanas. Jaulas y Dromedarios, té a la menta, alcornoques, viñas y olivos, cereales, estepas y playas…3000 años de culturas.

Situada en el Sahel, palabra que quiere decir orilla, Sousse es la tercera ciudad en importancia de Túnez. Fundada por los fenicios en el siglo IX a.C., esta preciosa ciudad marítima, además de poseer excelentes infraestructuras turísticas, cuenta con una zona histórica de gran relevancia. Tras varios saqueos, la ciudad ha sido testigo de conflictos y caídas entre cartagineses, romanos y vándalos, hasta que los árabes le devolvieron su esplendor.

En la actualidad, Sousse es la ciudad balneario por excelencia con unas temperaturas cálidas durante todo el año que varían de 11 grados en invierno a 25 en verano lo que hacen de esta villa con maravillosas playas un verdadero sueño para los visitantes, pero lo mejor, es que a estas excelencias se unen numerosos lugares de interés que complementan el atractivo de la Perla del Sahel.Para comenzar la visita el mejor lugar es La Medina, bien conservada y rodeada de murallas del año 860 fue construida por Ibrahim Mohammed, restaurada posteriormente por los hafsíes y bombardeada durante la II Guerra Mundial.

Entre sus callejuelas es fácil encontrar la Gran Mezquita del año 851, que sirvió de fortaleza según se aprecia por sus gruesos muros y por sus dos torres redondas que sirvieron de defensa, una de ellas ejerce las funciones de minarete y está rematada por una hermosa cúpula. Sus salas de oración y pórticos se apoyan sobre pilares de piedra y no sobre columnas siendo éste un elemento característico del edificio. (Horario: de 8:00 a 14.00 h.)Muy cerca de la mezquita y de la Puerta de Bab al Bahar, puerta de acceso a la Medina que se encuentra prácticamente derruida, se encuentra el Ksar el Ribat, uno de los monumentos más significativos del Magreb. Construido en el siglo VIII sobre las bases de una antigua fortaleza bizantina, aquí vivían los murabit, soldados fieles y creyentes.

El edificio, sencillo pero no por ello menos bello, ha sufrido varias restauraciones que han sabido respetar su estructura original. La construcción es de planta rectangular con torres semicilíndricas que servían de torres vigías y que, en la actualidad, permiten contemplar unas excelentes vistas de la ciudad. En la planta baja se pueden ver las celdas de los monjes guerreros que rodean el patio en varias alturas, estos monjes eran escogidos por su santidad para defender la ciudad de las incursiones cristianas.

En la parte superior, se halla una de las primeras salas de oración del norte de África. Continuando el recorrido se llega a la Zauia de Zakkak con un espléndido minarete octogonal que aunque no es posible contemplar en su interior bien merece una visita como también la merece la Mezquita Abd el Kader en el que destaca su pórtico de cerámica esmaltada.En sus alrededores se encuentran numerosos zocos con un ambiente muy especial repleto de colores y sonidos que sumergen al visitante en otro mundo.

Se pueden adquirir tejidos, mantas de lana, tallas en madera de olivo, distintos objetos de cobre esmeradamente cincelados, joyas de oro y plata con atractivos diseños, etc. y después de disfrutar con las compras nada mejor que descansar en el Café Kahouat El Koubba, del siglo XI, con una hermosa cúpula y un no menos delicioso té. Siguiendo el intrincado y exótico recorrido se llega a la Kasba, construida durante varios siglos, es el punto más alto de las murallas. En su interior destacan la Torre, del año 859, con 30 mt de altura desde la que se disfruta una panorámica de la ciudad realmente admirable y el Museo, el segundo en importancia después del Bardo de la capital tunecina, en donde se pueden contemplar excepcionales mosaicos en los que se puede apreciar la historia y la mitología grecorromana, esculturas, pavimentos de importancia como "Sátiros y Bacantes" del siglo II, medallones, estelas funerarias, bajorrelieves, lápidas, sarcófagos, cerámicas, frescos y pinturas, lámparas romanas, inscripciones, y otros restos arqueológicos de gran interés.

Es importante recordar que no se permite fotografiar a menos que se pague en la entrada una módica cantidad para poder hacerlo y siempre sin flash ni trípode. Horario: de 9:00 a 12:00 h. y de 15.00 a 18.30 h. del 1 de abril al 30 de septiembre y de 14.00 a 17.30 h. del 1 de octubre al 31 de marzo. Cerrado los lunes.Son también de interés la Cisterna de Safra, con una capacidad de 3.000 metros cúbicos es una construcción realmente espectacular, la Mezquita de Sidi el Ammar, de pequeño tamaño con una hermosa decoración y la Mezquita de Bou Fatata, del siglo IX, muy sencilla.A 5 kilómetros de Sousse, se encuentran las Catacumbas Cristianas del siglo III, con más de 15.000 tumbas dispuestas en dos o tres pisos con una altura que oscila entre uno y tres metros y más de 240 galerías.

Para recorrer el lugar es recomendable llevar una linterna y no ceder al cansancio ya que la visita se realiza por un itinerario de un kilómetro dentro de los cinco que ocupan totalmente. Horario: de 9:00 a 12:00 h. y de 15.00 a 18.30 h. del 1 de abril al 30 de septiembre y de 14.00 a 17.30 h. del 1 de octubre al 31 de marzo. Cerrado los lunes.

A algo más de 5 kilómetros hacia el norte se encuentra Port El Kantaoui, un centro turístico de primera categoría inaugurado en 1979 que cuenta con elegantes hoteles, calles tranquilas por las que pasear y varias instalaciones deportivas como un campo de golf con 18 años, canchas de tenis, etc., casino y otros atractivos lo convierten en un pequeño paraíso. Como curiosidad se debe visitar el barco en el que Roman Polansky rodó la película "Piratas" que se encuentra amarrado en el puerto.

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