Isla de Djerba


Cuenta Homero en su Odisea que Ulises y sus marineros, huyendo del canto de las sirenas, dieron con «la isla de los lotófagos», donde los tripulantes probaron la extraña «fruta del loto» que les hizo perder la memoria, como caídos en el Leteo.


Sólo Ulises se abstuvo de comer aquel peligroso fruto, que bien podría ser el dátil, y con gran esfuerzo consiguió rescatar a sus hombres de la amnesia.Y hoy en día son los tunecinos quienes, orgullosos, reclaman su isla de Djerba, anclada en el Golfo de Gabés, como escenario de tal episodio.Pero más allá de las leyendas, la Historia nos cuenta que la –durante milenios– codiciada isla fue defendida a ultranza por los hermanos Barbarroja, temidos y bravos piratas al servicio del Imperio Otomano, quienes vencieron a las invasoras tropas españolas.


Y esto fue mucho tiempo después de que los romanos descubrieran, felices, este paraíso del Mare Nostrum.¿Qué por que os cuento esto? Pues porque se acaba de realizar un cargo en mi tarjeta VISA.


Y es que me voy a ir de vacaciones ocho días a esta isla de Túnez. Ya voy contando los días que quedan hasta que me vaya de viaje, a descansar y a conocer.


Espero poder traeros algunas fotos para mostraros como es aquello
En el Sur de Túnez, por tanto, frente a las aguas del Mediterráneo, surge para el viejero un espejismo, la isla de Djerba, unida al continente por la calzada romana de El Kántara.


Conocida como el "Jardín del Mediterraneo", por su vegetación y su gastronomía abundante en frutas, pescados y aceite de oliva, Djerba pintando de verde y oro a sus palmeras, reflejan un arcoiris de tonos al unirse con el azul de sus aguas y con el blanco encalado de sus casas.



Pero no sólo de playas y casitas vive la isla, sino también de mezquitas dispersas por sus caminos; y en su capital, Houmt Souk, destacan sus zocos y su puerto, donde comprar las típicas vasijas de barro.


Por último, y como monumento principal, no hay que dejar de visitar la sinagoga de La Ghriba. Djerba merece la pena conocerla paseando tranquilamente y respirando su profunda historia.


La Isla Djerba es la mayor isla del norte de Africa situada al sur del Golfo de Gabes y está unida al continente por el ferry que parte de Djorf hacia Aim y por una calzada romana de 7 kilómetros que une la isla al continente arribando en El Kantara, un fondeadero muy apreciado por los pescadores de la isla.


Es uno de los sitios más bellos y tranquilos de Túnez, cuyo tipo de hábitat 'El Menzel', típicas explotaciones agrícolas rodeadas de chumberas en cuyo centro se haya la casa construidas como fortalezas, no tiene equivalente en todo el país.


Está habitada por cerca de 90.000 beréberes que han hecho del archipiélago un verdadero paraíso. La isla cuenta con una extensión de 514 kilómetros cuadrados con 25 kilómetros de largo y 22 de ancho y un litoral de 125 kilómetros y la mayoría de sus habitantes se dedican a la agricultura y a la pesca, sin embargo, la industria del turismo también ha calado hondo.


Las playas son una verdadera delicia con arenas doradas y blancas y aguas transparentes rodeadas por palmeras en una imagen que se corresponde con el placer mismo y con una fauna marina con especies como meros, rayas, almejas, lenguados, langostinos, doradas, salmonetes y pulpos, entre otros, que hacen las delicias de los amantes del buceo o del submarinismo y la pesca.


La capital de la isla es Houmt Souk, la villa más poblada de la isla y en donde se pueden hallar todos los servicios necesarios. Como lugares de interés en la capital destacan la Mezquita de Sidi Brahim el Jamni, del siglo XVIII con un diseño que se asemeja a un fuerte austero, a su lado se puede disfrutar con un típico Hamman, baño turco, que sólo puede ser visitado por los hombres por la mañana y por las mujeres por la tarde, la Mezquita de los Extranjeros, también del siglo XVIII, cubierta de cúpulas y con un minarete bellamente esculpido y la Mezquita de los Turcos rematada por un llamativo minarete con tres tumbas otomanas.


En toda la isla existen 213 mezquitas y todas son de culto wahabita, por lo que sus alminares son bajos, a diferencia del resto del país de rito malekita con alminares altos.El Borj el Kebir, una fortaleza árabe del siglo XV levantado al borde del mar.


Aquí tuvieron lugar los enfrentamientos entre los turcos y las tropas de Felipe II. Merecen especial atención la sala en la que se exponen distintos objetos de su existencia, el foso, un puente del siglo XI, sus cuatro grandes torres y el Mausoleo de Sidi Ghazi Mustafá, director de la reconstrucción del fuerte llevada a cabo en el siglo XVI.


No se puede dejar de visitar el Museo de las Artes Tradicionales, situado la Zauia de Sidi Zituni, un bello edificio con hermosas salas y cúpula alveolada, donde se exhibe una colección de joyas árabes y judías, trajes tradicionales tanto árabes como judíos y beréberes, cerámicas y los hornos en los que se llevaba a cabo esta artesanía, objetos de uso cotidiano como jarras para almacenar grano y aceite y un telar. Horario: de 09.00 a 12.00 h. y de 14.00 a 17.30 h. del 1 de abril al 1 de septiembre y de octubre a marzo de 15.00 a 18.30 h. Cerrado los viernes.


Antes de abandonar la capital se debe hacer mención de los zocos situados en el centro de la villa. En los zocos callejeros se pueden adquirir hermosas joyas con diseños bizantinos, en las galerías cubiertas se pueden adquirir tejidos, alfombras y tapices de gran calidad, y resultan muy atractivos los zocos de los alfareros con hermosas piezas y el de los peleteros donde se pueden comprar artículos de cuero.


En las antiguas fondas que conservan su espíritu de hospedería se han instalado también, alrededor del patio, algunos artesanos.


Después de abandonar la capital el recorrido continúa por Menix, ciudad fundada por los fenicios del siglo X y de la que aún se conservan restos tan importantes como una basílica cristiana.


Cercana se encuentra la Mezquita de Barchucha y un poco más allá, se localiza el pueblo de casas blancas con atractivas cúpulas que se divisan a lo largo de un palmeral, es Seduikech.


En El May destaca su mezquita de tipo fortaleza tan característica de esta isla.En la isla destaca el poblado de Er Riadh, donde se concentran el mayor número de judíos de Túnez y donde se puede admirar, aunque le parezca increíble, la Sinagoga de Ghriba que guarda una de las Toras más antiguas del mundo.


Su decoración interior es barroca con esmaltes y cerámicas contando además con hermosas vidrieras de colores. Aquí, en esta isla, han convivido pacíficamente musulmanes y judíos por muchos siglos, y de hecho otro asentamiento judío es Suani, habitado por más de 300 israelitas, que fue fundado por ellos en el siglo VI a.C.


Ya en dirección hacia el continente se encuentra Guellala, famosa por sus trabajos en alfarería, donde se pueden adquirir las mejores piezas del país.


En la isla destacan, además, las poblaciones de Midoun, famosa por su mercado del viernes y por sus olivares y Mahboubine con una interesante mezquita, todo ello sin olvidar las maravillosas playas donde podrá disfrutar de un placentero baño en unas aguas color turquesa como la playa de Sidi Mahares y la playa de Sidi Bakur, entre otras.


Dejando la isla en dirección al sur se encuentra Zarzis, el último puerto de Túnez antes de llegar a Libia, que destaca por sus aguas transparentes ideales para la pesca submarina, sus esponjas marinas, su pequeño oasis y sus hermosas playas.

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